Vivía un hidalgo de los de lanza y astillero
Queridos amigos: Argamasilla, Villanueva de los Infantes, Alcubillas,… pueblos manchegos que disputan “el lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”, bien cierto es que de nuestro universal caballero “nada sabemos de sus padres, linaje y abolengo, ni de como hubieran asentándosele en el espíritu las visiones de la asentada llanura manchega en que solía cazar; nada sabemos de la obra que hiciese en su alma la contemplación de los trigales salpicados de amapolas y clavelinas; nada sabemos de sus mocedades” (Miguel de Únamuno). Cervantes nos ofrece el retrato de un hombre de costumbres rutinarias, “una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos”, es decir, “fritada hecha con huevos y grosura de animales, especialmente torreznos o sesos, alimentos compatibles con la abstinencia parcial que por precepto eclesiástico se guardaba los sábados en los reinos de Castilla” (RAE), “lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los do